La implantación de la República Portuguesa resultó de la revolución organizada por el Partido Republicano Portugués que comenzó el 2 de octubre de 1910, alcanzando su victoria el 5 de octubre de 1910, cuando se derrocó la monarquía constitucional y se implantó el Régimen Republicano en Portugal.

Lo que llevó a este movimiento fue el sometimiento de los intereses coloniales británicos, el poder de la iglesia, los enormes gastos de la familia real, la dictadura de João Franco, el sistema alterno de los dos partidos gobernantes (el Partido Regenerador y el Partido Progresista). y la incapacidad de mantenerse al día con la evolución de la sociedad y adaptarse a la modernidad. Todos estos fueron factores que contribuyeron a la erosión de la monarquía portuguesa.

Después de que el ejército dudó en luchar contra unos dos mil soldados y marineros rebeldes entre el 3 y el 4 de octubre de 1910, se hizo la proclamación de la República a las 9 de la mañana del día siguiente, en el balcón del Ayuntamiento de Lisboa.

Tras la revolución, se instaló un gobierno provisional liderado por Teófilo Braga, quien dirigió el país hasta que se aprobó la Constitución de 1911, dando lugar a la Primera República Portuguesa.

Además del implantación de la República, también se reemplazaron los símbolos nacionales, el Himno Nacional, la Bandera Portuguesa y la moneda del país.

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